Imagen de perfilAgua de borrajas

Antonio F. Lebrón Fuentes · Jaén 

Aquel día pagué una gran suma, a modo de comisión, ¡ya lo creo! Eso me pasa por empatizar con el simpático dependiente del banco, por creer que todo el mundo es bueno, por haber leído en internet aquello de las cuentas sin letra pequeña; claro está que la letra grande era tan grande que ahogaba a la pequeña, al igual que una gran montaña ahoga a un valle.
Me quejé, pataleé, recurrí, hice una reclamación formal y por escrito, como me recomendó mi abogado. Pero no sirvió de nada.
Resultado: Desestimatorio.
Todo quedó en eso: Agua de borrajas.

 

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