LA APROBACIÓN
ANA MARIA VIÑALS LORENTESiempre le he oído decir a mamá que no se me da bien empatizar con los demás. Ella, en cambio, presume de todo lo contrario. Desde que era pequeño la recuerdo metida en la comisión de fiestas del colegio y como invitada de cualquier evento que tuviera lugar en el valle. Yo, por aquel entonces, con la única compañía de mis libros soñaba con largarme a la ciudad para estudiar Derecho y triunfar. Pero durante la carrera poco cambiaron las cosas. Enterrado entre tochos de procesal, empapándome por internet de jurisprudencia sobre el recurso desestimatorio para defender mi tesis, seguí solo y sintiéndome como un ratón de biblioteca. Por eso ahora recurro a usted, doctora. Deje que me levante del diván y acceda a venir conmigo. Una cena con mis padres fingiendo ser la novia de este pobre abogado y le garantizo que el desahucio de la clínica quedará paralizado.
+7
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Divertido y muy bien escrito relato. Enhorabuena, mi voto y un saludo
Hola, Ana.
Vaya con tu protagonista, pero me encanta cómo ha ido transcurriendo todo. Un lenguaje tan fluido que te deja con ganas de saber más.
Abrazote y suerte con él.
Pobre, ni empático ni simpático. Dinos, Ana María, por favor, fuera del corsé de las 150 palabras, que ella sí va a ser empática.
Un abogado zumbadísimo, ja ja. Lógico ¿Qué se puede esperar de alguien que se entierra con tochos de procesal?
¡Suerte!
Tengo muchas dudas acerca de que el cliente de la doctora pudiera ser capaz de paralizar el desahucio. Tantas como que la cliente del abogado logre ser empática con sus padres. Igual no. Mi voto y mucha suerte.