Un legado

Verónica García Torres · Valencia 

Como si tratara de una de las mejores ofrendas, mi padre me ha dejado como legado su despacho de abogados, el que fundó allá en 1940. Hoy sentada en la que antes fuera su mesa miro las montañas de expedientes, los autos de sobreseimiento, las causas pendientes, las demandas por contestar… y me vienen a la cabeza los años que ha pasado aquí sentado estudiando, lo tarde que llegaba a casa y también en las alegrías que le daba su trabajo. Ahora soy yo la que llego tarde a ver a mis hijos y, por qué no, también la que me llevo las satisfacciones. Pero como si del argumento de una novela de la que no me siento protagonista se tratara, y sin darme cuenta hasta ahora de lo mucho que lo necesito, lo único que puedo hacer es echarle de menos mientras miro su fotografía.

 

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