CUESTIÓN DE SANGRE

ALICIA URIARTE LANDA · PORTUGALETE BIZKAIA 

La clave para ganar aquel maldito pleito radicaba en invitar a mi amigo el magistrado a un buen menú. Elegiría para la ocasión uno de esos restaurantes rústicos con la hoguera permanentemente encendida, dispuesta a recibir en el lecho de sus brasas las mejores carnes de la comarca. Un establecimiento con solera, de los que a él le gustan. Chuletón asado podría ser el plato principal y buenos vinos de Rioja los acompañantes. Ya en los postres, con las voluntades sometidas al influjo del alcohol, trataría de ofrecerle una espléndida comisión por absolver de todos sus cargos a ese hijo descarriado al que había dedicado toda mi vida. En caso de que el recurso fracasara, me vería obligado a utilizar el último as guardado en la manga, la confesión de mi esposa en su lecho de muerte: “el niño no es tuyo, su padre es tu amigo el magistrado”.

 

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