Resiliencia interestelar
María Gil SierraAcababa de dejar a mi cliente cuando vi el anuncio. Por eso me presenté como voluntario. Comunicarle la desestimación de la demanda resultó muy duro. Se hundió por completo. Pensé en recurrir —nunca me doy por vencido—, pero él rechazó seguir adelante. Y yo buscaba sentirme útil. Así que la idea de formar parte de una colonia experimental me pareció fascinante. No solo cambiaría de vivienda, también de planeta. El proyecto consistía en construir una nueva civilización en un entorno urbano alternativo al nuestro. Los materiales empleados en las instalaciones lograrían preservar de cualquier catástrofe. No como en la Tierra —ya agonizante—. Pensé que mis conocimientos servirían para hacer cumplir los códigos de edificación. Me aceptaron. Pero no por ser un experto en leyes sino por mi capacidad para superar las adversidades. Necesitaban colonos así. Y, según ellos, la abogacía es una de las profesiones más resilientes.
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La actitud siempre es lo más importante, más incluso que la preparación. Tu protagonista es un luchador nato, de los que no se rinden, un candidato preferente para la conquista de un mundo nuevo, lleno de dificultades, ante la que se precisan personas que no se dejan vencer a la primera, los detalles y problemas, sean los que sean, ya irán surgiendo.. Los pioneros están hechos de esa pasta. Y es cierto, la abogacía es una profesión hecha de victorias y fracasos, de buscar resquicios, de no rendirse.
Suerte con este buen relato, María.
Un abrazo
Un relato interplanetario, María.
Mucha suerte por ese fututo espacial y mi voto.
Besos apretados.
Muy cierto eso de que la abogacía es una de las profesiones mas resilientes. Pero no termino de ver una colonia en otro planeta llena de picapleitos, en la que predominase el negro de las togas y no el blanco o el plata de los trajes espaciales.
De lo que no hay duda es de que has creado un micro estelar.
Mucha, y buena, suerte, María.
Qué bueno ese giro final.
Un abrazo, María, y mucha suerte con tu nueva vida.
Me llamó la atención el título y me ha hecho mucha gracia el final. Ahí va mi voto, ¡saludos!