CAMBIANDO POR ELLOS
Andrés Javier Roda Hernández · Las PalmasOtro duro día de trabajo. Volví a llegar tarde a casa. Los niños dormían, pero la televisión aún seguía encendida. Me senté en el sofá con la cabeza entre las manos, exhausto, y con la sensación interior de haberles vuelto a fallar.
Levanté la mirada y ahí estaba él, observándome, igual que siempre. Su cara reflejaba una mezcla entre compasión y ternura. Pese a todo, entendía mi modo de vivir. Sabía lo importante que era terminar esa demanda, contestar ese correo o encontrar una nueva línea de defensa para evitar la condena. También sabía que anhelaba la conciliación familiar.
En el fondo, él confiaba en que conseguiría dejar de robarle tiempo al resto de mi vida. Nunca me había sentido tan seguro como en ese momento. Continué clavando la mirada en el reflejo de la televisión, que había apagado hace un momento. Sonreí esperanzado y me quedé dormido en el sofá.
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Buena imagen. Y buena reflexión.
Un saludo, Andrés Javier
Muchas gracias, compañera. Un saludo :)
Un tema recurrente este mes, quizá por la imposición de la palabra «conciliación», quizá porque en el fondo a muchos nos gustaría llevar el día a día de otra manera, con otro ritmo. Eso sí, cada uno lo aborda como puede o como sabe o como se atreve, y tu reflejo en la televisión resulta original.
Mi voto y mucha suerte.
Muchas gracias por tus palabras, compañera.
Así es, muchas veces nos gustaría llevar el día a día de otro modo. El problema (en mi caso) es que el cambio ha tardado más de lo que me hubiera gustado en llegar. El «sólo una hora más» se había convertido en «algunos años más», y es difícil darse cuenta de cuándo hay que parar un poco.
Muchas gracias otra vez :)