EL BAILE DE LOS PATOS
MANUEL MONEDERO GUTIERREZ– ¿Otra vez con la bromita del pato, Daniel?
– No mamá, es una mascarilla y tú también debes ponértela.
– Está bien, si no queda otra alternativa, ¡bailaremos como dos patos!
– A tus años, ¡de dónde sacarás tanta energía!
– Es natural hijo, ya me conoces… Venga, agárrame fuerte y cuéntame otra de tus batallitas.
Y se la cuento. Susurrada al oído. Asequible a su ancianidad. Y bailamos. Eternizando el momento que se nos va de las manos. Y la improviso. Una nueva batalla judicial de la que salgo airoso en imaginarios Tribunales. Retirada en aquel geriátrico procuro así renovar la ilusión de la otrora brillante penalista, fantaseando el hijo letrado que siempre anheló.
Días después… toda su vida en una maleta y sobre ella una cuidada libreta. La abro y hojeo perplejo mis susurradas historias manuscritas con exquisita caligrafía. Y su última dedicatoria: “orgullosa de mi charcutero”.
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Vivimos en una sociedad en la que parece que solo se valoran los grados universitarios y ciertas profesiones, pero todo el mundo no puede ser abogado, ni ingeniero, y todos los oficios son dignos y necesarios. Los hijos son una incógnita, no sabemos cómo será su vida, pero a veces, incluso de forma inconsciente, creemos que ha de coincidir con la nuestra y les dirigimos, cuando cada persona es un mundo. No obstante, esta mujer hizo una buena labor, porque lo educó como buena persona, lo demuestra su esfuerzo por complacerla en su ancianidad, con su compañía y su imaginación.
Una buena historia de alguien que inventa historias para agradar a quien tanto debe.
Un saludo y suerte, Manuel
Muchas gracias Angel, no sé si son mejores tus reflexiones o mi relato! Un abrazo.
Que bueno, Manuel! Me ha emocionado esa anciana penalista que como todas las madres, las verdaderas, estamos orgullosas de nuestros hijos por el mero hecho de serlo, aunque siempre deseamos para ellos lo que consideramos mejor. Suerte y mi voto. Un abrazo
Muchas gracias Isabel, un abrazo
Entrañable.
Me alegro que te haya gustado, muchas gracias.
Bonita y tierna historia, Manuel. Mi voto para la penalista jubilada. Suerte.
Muchas gracias Eva por tu comentario. Un saludo.
Felicidades, Manuel. Un tierno relato con cierto tinte cinematográfico. Mi voto, y mucha suerte.
Gracias Juan Carlos, suerte también con el tuyo! Un abrazo
Genial ese desenlace. Si es que una madre siempre es una madre…
Enhorabuena.
Gracias Rosalía, me alegro que te haya gustado.
Muy bueno el relato, tiene de todo: primero la sonrisa y al final la lagrimita emotiva. Besos y suerte, Manuel, con mi voto.
Gracias por tus comentarios Ana María. Me alegro que te haya gustado. Un saludo.
Seguro que su madre solo quería que fuera feliz. Y lo consiguió, porque solo así pudo compartir tanta con ella hasta sus últimos días. Precioso relato.
Gracias María, me alegro que te haya gustado. Un abrazo.
Una historia preciosa llena de ternura y con una sorpresa final que te deja aún más emocionado. Un gran cariño y amor de un hijo que no es más que el débil reflejo de todo el que le ha dado su madre durante toda su vida… Enhorabuena. Mi voto y un abrazo.
Gracias Juan Manuel. Un abrazo.
Qué bueno Manuel! Actual, estremecedor y divertido, ahí va mi voto, suerte!
Muchas gracias Wibo, me alegro que te guste. Un abrazo.
Bello y conmovedor relato.
Con mi voto, mis deseos de suerte.
Gracias Lola, me alegra mucho que te haya gustado.
Hasta hoy, no tuve tiempo de lectura, pero una vez hecha, sin menosprecio a los demás, tu relato me ha parecido el mejor. Lo tiene todo: cumple las condiciones, intriga al comienzo, emociona en su desarrollo, impresiona y sorprende al final y, sobretodo, te gusta al leerlo y comprobar que alguien es capaz de, con solo 150 palabras, describir la vida tal y como es. Mi más sincera enhorabuena, Manuel. Tuyo es mi voto, aunque suene como una experiencia religiosa.
Uf Guillermo, me has emocionado con tu comentario. Un poco de experiencia religiosa sí que tiene! Te lo agradezco enormemente. Un fuerte abrazo y suerte también para ti.
Simplemente extraordinario. Mis felicitaciones y mi voto. Saludos.
Muchas gracias José. Mi sincero agradecimiento. Un abrazo.
y leyendo este relato puedo ver a mi tío de 80 años abrazando a mi abuela que este domingo va a hacer 102, balanceándose sin apenas desplazar los pies, al son de las canciones de Nat King Cole. Imposible no empatizar con este relato.
Gracias por tus comentarios y felicidades a tu súper abuela! Besos
Manuel… llego un poco tarde para comentarte, pero no quiero dejar de felicitarte por esa tierna y entrañable historia, con la mirada cómplice de madre e hijo… una delicia, como el baile entre los dos!!! Hay mucha metáfora: las mascarillas que esconden cosas que ambos saben, los patos-patosos quizas en el baile de la vida… me sugiere muchas cosas… me gustaaa!!!
Enhorabuena y te deseo mucha suerte!!!
Un abrazo y mi voto, claro!!
Marta
Marta, me han encantado tus comentarios y más aun que te haya gustado el relato. Mucha suerte para ti también!! Un abrazo.
Muy buen relato. Gracioso en su inicio…la bromita del pato. Es una historia muy tierna con sorpresa final emotiva.
Gracias Aurora, me alegro que te haya gustado! Un abrazo