EL REGRESO
Ana Isabel Velasco OrtizEnhebra mi brazo. Paseamos. Es una rutina que, a veces, queda interrumpida cuando escuchamos palabras que se me antojan pura magia. Cerca, la manifestación discurre a ritmo de megafonía. ¡Nucleares no! ¡Energía natural!
Lo miro, sus pupilas recobran la luz perdida. Acelera el paso y nos unimos a los manifestantes. Vuelve al pasado. Retorna el abogado entusiasta que fue y me dice de algún caso ante los tribunales.
-A la empresa química no le quedó otra alternativa que renovar el sistema productivo. El juez sentenció que la salud de los trabajadores y los preceptos ecológicos primaban sobre cualquier consideración pecuniaria.
Sonríe satisfecho y por un instante fugaz, le siento asequible, cercano. La pasión de su vida, defender el medio ambiente, le regresa de la nada. Es como si la enfermedad del olvido no le ocupase corazón y entendimiento, como si nunca se hubiera ido.
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Describes muy bien en tu historia los rayos de luz de la memoria en las personas afectadas por el Alzheimer y lo haces de una manera muy delicada. Mi voto y enhorabuena.
Muchas gracias Juan Manuel por tu amable comentario frente a esta terrible enfermedad los rayos de luz son una esperanza, pasajera, pero esperanza. Un saludo
Todas las enfermedades restan calidad de vida, pero algunas, además, son especialmente crueles. Perder la memoria es mucho más que una deficiencia física, supone borrar la conciencia de lo vivido, la razón de una existencia. Este abogado retirado luchó por lo que consideraba justo con las armas de la legalidad. Dentro de su difícil situación posterior, al menos, un rayo de entendimiento le ha sobrevenido para recordárselo al paso de una manifestación, ha regresado de la oscuridad para saber que su vida mereció la pena.
Algún día, todos seremos olvido, es inevitable, solo podemos desear haber contribuido a mejorar el mundo.
Un relato emotivo y bien contado.
Un abrazo, Ana Isabel. Suerte
Muchas gracias Ángel por tu reflexión, es cierto que todos seremos olvido pero anima pensar que hay gente que como tu dices ha contribuido a mejorar el mundo simplemente haciendo de su trabajo una pasión.
Tiene que ser durísimo que te olviden y no poder hacer nada. Bueno, nada no, dar tanto cariño es la mejor medicina para uno mismo.
Mucha suerte, Ana Isabel.
El olvido es inevitable pero el cariño es muy importante, el recibido y el dado, Gracias Margarita.
Me he liado no sé si he respondido o no, decía que el olvido es inevitable pero que el cariño es muy importante tanto el dado como el recibido. Gracias Margarita.
Es un relato precioso Ana Isabel. Me ha emocionado ese defensor del medio ambiente recobrando la luz perdida de sus pupilas. Enhorabuena y mi voto.
Gracias Isabel ami me conmueve que te haya emocionado mi relato. Un abrazo
Qué bonita historia nos cuentas, Ana, con un trasfondo tan triste y habitual como el de la «enfermedad del olvido»! Enhorabuena. Mi voto y suerte.
Muchas gracias Eva. Es una enfermedad muy triste por ello me resulta reconfortante retener en el recuerdo los instantes de luz de los seres queridos.
Tierno relato, algún día encontraremos solución a esta enfermedad que tanto deshumaniza. Suerte con tu relato y mi voto.
Muchas gracias Manuel. No perderemos la esperanza en encontrar un remedio que seguro llegará. Un cordial saludo.