Pequeños naufragios de la ley
Esperanza Tirado JiménezCon la sentencia recién dictada golpeándole las sienes, sentía que ya no le quedaba alternativa.
Su carrera, centrada en defender el medioambiente, había empezado con ciertos éxitos aplaudidos entre la profesión. Pero ahora parecía zozobrar. Como si su cuerpo fuera un pequeño Titanic hundiéndose sin energía ante un escollo infranqueable: El de la última ley urbanística, que permitía a una gran multinacional de la construcción convertir un espacio natural, protegido y defendido por diferentes organizaciones con uñas y dientes, en un terreno enladrillado, asequible para ‘ecourbanitas’; que hipotecarían sus ideales por encima del hábitat de los originarios habitantes de la zona, cuyo futuro era amenazado de muerte por el cemento.
Borrando esa derrota de la tabla que aún la mantenía a flote, en su mente empezó a sonar una nueva melodía, que le impulsaba a renovar un compromiso laboral más ecológico. Esta vez no abandonaría el barco.
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La resolución de un caso, basado en la interpretación de una ley, sienta jurisprudencia. Lo que no quiere decir que porque una vez se pierda no puedan ganarse otras. Tu protagonista tiene la virtud de no desfallecer, de renacer de sus cenizas y, lo que es más importante, implicarse profesionalmente en lo que es justo, pese a quien pese.
Un relato con ese aprendizaje esencial que admite que todos nos hundimos en ocasiones, pero siempre que haya buenas tablas a las que aferrarse es posible salir a flote.
Un abrazo y suerte, Esperanza
Hay que mantenerse a flote siempre. No hay otra opción. Bueno sí, pero lo de quedarse en el camino y hundirte no es muy aconsejable. A pesar de todo, hay que seguir.
Gracias Angel.
Un abrazo y suerte.
Me encanta la actitud que toma el abogado. Un ejemplo que hay que seguir siempre. Mi voto y un abrazo.
Aunque la tabla sea pequeña hay que agarrarse a ella con todas las ganas
Gracias Juan Manuel
Relato entusiasta. Siempre hay que levantarse tras una derrota y agarrarse a cualquier tabla por diminuta que sea. Suerte y mi voto Esperanza
Me gusta la comparación que has hecho en tu historia con el naufragio del Titanic. Mi voto para que no se hunda. Suerte, Esperanza. Un abrazo.
Si el agua no ha llegado todavía a los pulmones, estamos a tiempo de respirar.
Mucha suerte para este proyecto, Esperanza.
Muy buena la alusión al Titanic.
Ten siempre un plan «B». Ten siempre un plan alternativo en caso que el primero no dé
resultado.