Imagen de perfilLA CONVENIENCIA DE TENER CLIENTES DISTINGUIDOS

MANUEL MORENO BELLOSILLO 

Al terminar la carrera monté mi propio despacho. Como los clientes no abundaban y el negocio decaía, busqué un nicho de mercado novedoso para especializarme: el derecho de los animales. La concepción de los animales como seres sensibles los dotaba de derechos y obligaciones y necesitaban que alguien les defendiera. Al empezar sólo me encomendaban casos modestos como desenjaular canarios cautivos o encerrar perros malos, hasta que un día llamó un tipo que pretendía adoptar a su mascota para dejarle un valioso legado y quería que yo me encargara del asunto. Lo cité en el despacho y apareció de la mano de un chimpancé con esa mirada dulce y lánguida propia de su especie. Hacían una extraña pareja, pues él llevaba un chándal y el chimpancé iba ridículamente disfrazado con un traje gris de tres piezas y un sombrero borsalino.
—Esta es mi mascota. —Dijo el mono, descubriéndose la cabeza.

 

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