Imagen de perfilSalvar un pequeño mundo

Lidia Ramallo Sánchez 

Fue nombrado el Guardián del Legado por unanimidad. Aunque no había estudiado la carrera de derecho todos creían que era el más indicado. Las noches que pasaba en la biblioteca estudiando el código civil le otorgaban con creces el título de abogado. Por desgracia su mandato no estaba siendo tan dulce como esperaba. Los gigantes de la construcción amenazaban con destruir sus hogares. Ahora tocaba demostrar su valía. La comunidad, guiada por su instinto animal, quería emigrar a otro lugar, empezar de nuevo. Él intentaba convencerla para luchar y preservar sus raíces, siempre guiado por la ley. Se oyeron unos fuertes pasos acercándose. Luego unos golpes en la puerta. Cuando la abrió se encontró con unos grandes ojos observándolo. «Tranquilo, quiero ayudaros. Yo también soy abogado». Había llegado la hora de negociar, así que el ratón salió de su agujero.

 

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3 comentarios

  • Nadie mejor para estudiar Derecho de forma autodidacta, por las noches, que un auténtico ratón de biblioteca en ese templo del saber, que es donde mejor se maneja. Es lógico que el instinto animal de su especie les llevase a querer escapar ante un peligro cierto, pero ahí estaba este pequeño, pero gran personaje, con ínfulas de abogado, para permanecer haciendo valer sus derechos, aliándose incluso con su enemigo natural.
    Simpática historia, que igual valdría para niños como para mayores, por su mensaje y trasfondo.
    Un saludo y suerte, Lidia