El mago

Isidro Catela Marcos · Madrid 

Lleva una chistera roja de la que siempre sale un pato, nunca un conejo, y una lágrima pintada en la mejilla como una invitación a la melancolía. Abarrota teatros, imparte doctrina en foros de internet, no dice abracadabra y pronuncia conferencias en las mejores universidades del mundo. No es un mago como los demás, salta a la vista. Hasta ahora nadie ha podido revelar su número más famoso: en una caja enorme, decorada como si fuera un edificio, mete a una familia entera y la hace desaparecer. Cuando se abre la caja y no están ni los abuelos, ni los padres, ni los hijos, ni el perro, la gente se queda atónita. Solo los que le conocemos bien, desciframos entonces su pasado como abogado de prestigio, el mismo que, antes de triunfar con trucos de escapismo, hizo fortuna con su artero manejo de la ley de deshaucio exprés.

 

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