FORÚNCULO HISTÓRICO

Francisco J. Paniagua Mata · CÁCERES 

Un forúnculo diabólico impidió al abogado Pérgamo —al que le entusiasmaba por cierto el uso de la esdrújula en sus informes jurídicos— concurrir la mañana de marras al certamen de oratoria forense que bajo el título “Hablar como los ángeles” organizaba cada año su Colegio profesional. Pérgamo deseaba con todas sus fuerzas tomar parte, lucir su vitola prosódica y su verbo apostólico, ante los innúmeros partícipes y el entendido público, y también, por qué omitirlo, asistir luego al ágape y a la entrega al ganador de una bellísima brújula dorada que quería para su vástago. Pero ni el carámbano acumulado en su ventana tras una noche heladora de febrero, con el que se dio varias pasadas con la mano en salva sea la parte, consiguió reducírselo. Aquello le producía un dolor de vértigo, un dolor ecuménico y… total, que se fue al médico.

 

 

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