Un buen producto
Roberto Penas · Vigo (Pontevedra)Clemente vendía pleitos, un buen producto, afanándose en su diseño inicial, mucho antes de la asistencia a la vista, incluso antes de la personación en autos. Todo habría de ser meticulosamente concebido, redactado, planificado… creado. Pruebas, declaraciones, testigos, ciertos o de ficción, todo era parte del proceso de fabricación y venta. Una sentencia favorable al precio de su porcentaje sobre fortuna o desgracia ajenas. Lo llevaba en la sangre, su padre y abuelo habían ejercido y trillado caminos de éxito. Unos compraban, otros vendían; Clemente era, entre estos últimos, maestro. Así vivía profesión y vida. Sabiéndose observado ceñía la toga, con gesto de suficiencia exhibía gemelos y puños blancos… cuando la inoportuna señal horaria lo sobresaltó. “¡Las cinco! ¿ya?” –pensó con fastidio- “Sólo cinco minutos más”. ¡A la quinta va la vencida! Abrazando sábanas ajadas se giró y dejó caer libro de romano y chuletas. “Hoy no me pillan”.