Imagen de perfilVIAJE A LA MADUREZ

MCarmen Sancho Quero 

Tras una intensa jornada en un juicio sobre difusión y revelación de secretos a terceros para proteger la intimidad de mi defendido, me aguardaba en casa mi hija Claudia, implorándome un enésimo cuento. Accedí. Ella tendría que descubrir a la protagonista. No osé desvelar secretos.

Era una aventurera de cerebro cuerdo que en sus viajes no tenía planes de volver pronto. Se le echaba el tiempo encima luchando contra la realidad con su imaginación. Cuando paseaba, la frondosidad de los árboles le impedía ver el tupido bosque, pero solía dejarse caer en un mágico ecosistema en el que se zambullía para brotar rodeada de una disparatada fauna.
Allí, la sensatez y responsabilidad vestían con chaleco y reloj, algún habitante era azul, otro tenía sonrisa eterna. Juntos, mataban el tiempo con acertijos y juegos de palabras.

Es una historia imposible solo si crees que lo es.
–Su nombre empieza por “A”.

 

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