El dilema
JUAN PEDRO AGÜERA ORTEGAComo abogado de la empresa más potente de la industria automovilística me enfrentaba a un duro dilema. Mi asesoramiento era crucial para determinar la viabilidad de la obsoleta planta de España. De mi dictamen sobre el coste de las demandas por despido dependería la subsistencia de la fábrica. La corporación dudaba si invertir en la elaboración de un nuevo vehículo eléctrico, realizando un costoso proceso de adaptación, o cerrar la factoría y llevar la producción a países en desarrollo, donde reducirían costes y el cuidado del medio ambiente sería irrelevante.
Con la última reforma laboral española, la decisión estaba clara. Sin embargo, tendría sobre mi conciencia arruinar la vida de tres mil familias. Bueno…, encontrarían otros trabajos y mi prima sería suculenta.
Solo comprendí mi error una vez completados los despidos, cuando me sustituyeron por un bufete indio mucho más barato y especializado en la nueva localización de la entidad.
+8
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Buena historia, Juan Pedro. Más de uno se habrá topado con ese dilema… y con ese mal final. Mi voto y suerte.
Muchas gracias, por desgracia la deslocalización es algo demasiado habitual en nuestros días. Saludos
Cuando solo se valoran los resultados económicos, el daño puede ser irreparable. El karma nos lo devuelve multiplicado por creces.
Buen relato, Juan Pedro. Mucha suerte. Te dejo mi voto,
Besos apretados.
Muchas gracias, Pilar.
Siempre he pensado que debemos humanizar todos los ámbitos de nuestro mundo y anteponer la economía a todo lo demás deshumaniza.
Muchos besos
Homero, a través de su personaje Ulises, nos enseñó hace mucho que no hay que dejarse embaucar por cantos de sirena.
Mi voto. Que tengas mucha, y buena, suerte, Juan Pedro.
Sabias palabras Manuel.
Deberíamos aprender más de los griegos… ellos se enfrentaron a casi todo…
Muchas gracias por el voto y por la suerte.
Saludos