NINIS
ÁNGEL SAIZ MORAFin de semana. Casa rural. Amigos con hijos desmotivados, incapaces de encontrar su camino.
Alguien hizo un comentario sobre el peligro de que esos hermosos parajes pudieran ser pasto de las llamas. La naturaleza, llena de potencial, pero vulnerable, a veces requiere apoyo y criterio, igual que los jóvenes.
Mi mujer creyó ver entonces una oportunidad. Propuso fundar una interesante sociedad ganadera. Yo ofrecí mis conocimientos para resolver trabas legales.
La idea caló entre los muchachos, atraídos por el aire libre y la posibilidad de erradicar incendios de forma preventiva. Las ovejas se encargan de segar, de forma natural, la espesura de esa población y de otras.
Al tratarse de un empleo compatible con otras actividades, a algunos les ha dado por la poesía. Nuestro Arturo sigue mis pasos y ha hecho historia. Es el primer pastor matriculado en Derecho a distancia.
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Bucólico. Un regreso a los orígenes.
«Me fui a los bosques…”. Mi voto.
Volver a los orígenes, en contra de lo que pudiera parecer, no es dar un paso atrás, sino reencontrarnos con una naturaleza con la que deberíamos de aprender a convivir.
Muchas gracias, David.
Un abrazo
Felicidades Angel! Un relato inspirador para el estímulo de los que vienen detrás. Un abrazo y mi voto
Probablemente, si un grupo de jóvenes descubrieran las posibilidades de reencontrarse con la naturaleza, tal vez descubrirían una forma de vida y un camino que merece dejar de ser relegado. Todo es empezar. Luego otros seguirían esa estela.
Muchas gracias, Jero.
Un abrazo
Un fresco de la comunión con la naturaleza que invita a vivir en el campo.
Suerte y mi voto.
Un abrazo.
Las ciudades tienen unas ventajas que no vamos a negar, pero si se relega el campo es por considerarlo algo obsoleto, sin salida, cuando realmente es una oportunidad en la que pocos piensan.
Muchas gracias, Lola.
Un abrazo
NI que decir tengo que me encanta. Poetas y pastores. a lo mejor eso está cerca de Orihuela, ¿no?. Un abrazo y mi voto. Suerte.
No he podido, ni querido, dejar de hacer un pequeño guiño a Miguel Hernández. La soledad del pastoreo puede ser muy inspiradora, además de ser una actividad compatible con otras.
Muchas gracias, Esteban.
Un abrazo
Hola, Ángel.
Tienes mucha razón en que los jóvenes necesitan estar encima de ellos para que no se tuerzan, como los árboles tiernos con las tormentas.
En un entorno tan bucólico no me extraña que salga algún escritor e, incluso, decenas de poetas.
Suerte, amigo.
Un abrazo gigantesco.
Escritores, poetas, pintores y hasta abogados. Todo es cuestión de tener la oportunidad de encontrarse con uno mismo. En toda existencia hay momentos críticos, en los que es muy de agradecer el buen criterio de personas queridas, que ayuden a orientar a los perdidos.
Mil gracias, Towi.
Otro abrazo grande para ti.
Un buen ejemplo de que los jóvenes apuestan por las actividades sostenibles.
Buen micro, Ángel. Te deseo muchísima suerte. Mi voto por ese regreso a la naturaleza.
Besos muy apretados.
A muchos jóvenes solo les haría falta un empujoncito, una pequeña orientación para avanzar en la dirección adecuada, porque tienen mucho bueno dentro, también los llamados ninis. Dar con la tecla adecuada es importante. Apostar por la naturaleza siempre es una gran opción.
Muchas gracias, Pilar.
Besos
La naturaleza que despierta los mejores instintos en todos… qué relato tan esperanzador, Ángel!
La oportunidad para cambiar y mejorar siempre está ahí y tú siempre la encuentras para inspirarte en relatos tan ocurrentes y originales como éste.
Ojalá le dé por la poesía a más gente… me ha encantado!!!
Enhorabuena, Ángel!
Te deseo mucha suerte y te envío un abrazo!!! Y mi voto, claro!
Marta
Todos deberíamos tratar de mejorar, porque así también mejoraría el mundo.
Ojalá le dé por la poesía a más gente, como bien dices, como también por la abogacía aplicada a causas justas.
Mil gracias, Marta.
Un abrazo
Un relato bucólico que invita a la reflexión. ¿Qué parte de responsabilidad tenemos los adultos en la falta de motivación de nuestros adolescentes? ¿Los «ninis» nacen o se hacen?. Es cierto que deberíamos inculcarles aquellos valores tradicionales que fomentan el esfuerzo, el respeto a los demás y el amor por la naturaleza, pero ¿cuantas veces el trepidante estilo de vida en el que nos vemos atrapados nos hace caer en la trampa de la excesiva permisividad?. ¿Quien no le ha dejado a un bebé de pocos meses el móvil o una tablet para que esté entretenido y no nos «moleste» en un determinado momento? Te deseo mucha suerte, Angel. Mi voto y un abrazo.
No se debe ir en contra de los tiempos, estamos en una sociedad tecnológica, no podemos negarlo y hemos de adaptarnos, pero eso no quiere decir que las pantallas puedan sustituir la labor de tutela de unos padres que, equivocados o no, tienen la obligación de orientar a sus hijos lo mejor que puedan. La madre de este relato tiene esa inquietud, cosa que a otras personas no les sucede. Ello motiva una idea, después una iniciativa, tras lo que llegan buenas y originales consecuencias.
Agradezco mucho tu lectura, tus palabras y tu apoyo.
Un abrazo, Isabel
Muy buena idea Ángel, es necesario encontrar nuevos caminos para motivar a los jóvenes.
Muy buen relato, como siempre. Enhorabuena y mucha suerte.
Un abrazo
Cuando todo falla, hay que buscar, como bien dices, nuevos caminos. Tal vez podemos encontrarlos volviendo a lo que nuestros abuelos vivieron, lo que no significa retroceder, sino aprender y aplicar experiencias pasadas.
Mil gracias, Almudena.
Un abrazo
Muy bueno, Ángel.
El Derecho bucólico, pastoril; uno de los ideales renacentistas en el mundo jurídico.
Otro acierto, de nuevo.
Un abrazo.
El pastoreo puede contribuir a segar los campos para que no se produzcan incendios, además de la lana y leche que ofrecen los animales, en este caso, las ovejas. Además, con los medios actuales, que permiten conexiones remotas y enseñanza a distancia, una actividad así es compatible con muchas horas que pueden aprovecharse.
Un abrazo
Excelente trabajo.
Me alegra que te guste esta pequeña historia, José Ignacio.
Gracias y un abrazo
Un relato excelente Ángel, mucha suerte, tienes nj voto! Un abrazo
Gracias por la lectura y por tu apoyo, Laura.
Otro abrazo para ti
Muy buena labor la de las ovejas. Sin olvidarnos de las cabras, como diría Miguel Hernández: «…un cabrero que estaba pensativo en su amor, pensando y pensando el ganado se le extravió, se me han ido las cabras de tanto cavilar…» Algo parecido le oí cantar a un cabrero poeta muy mayor que conocí cuando yo era un niño, tu relato me lo ha hecho recordar. Suerte y saludos.
Miguel Hernández hubiera surgido con su genio en cualquier circunstancia, pero el hecho de ser pastor, de ovejas o de cabras, tanto da, seguro que le permitió tener tiempo para sí mismo, parar mirar su interior, rico como pocos, y sacarlo fuera como él sabía hacerlo.
Me alegra que esta pequeña historia te haya traído buenos recuerdos.
Gracias por leer y comentar, José Manuel.
Un saludo
Muy identificada con esos Ninis. Mejor dicho, con sus padres. Enhorabuena por tu ingenioso relato.
Esos padres preocupados y muchas veces impotentes, que darían cualquier cosa por dar con la tecla adecuada que active a unos hijos desmotivados, víctimas de estos tiempos, que parecen sencillos, pero no lo son tanto.
Muchas gracias y un abrazo, María
Se lee con música de fondo de Eddie Vedder. Felicidades.
Si la lectura de esta pequeña historia sugiere buena música, yo no puedo estar más contento.
Muchas gracias, Carolina.
Un abrazo
Mi voto para tu relato que es mucho más real de lo que pudiera parecer. He visto en las noticias una especie de asentamiento que salvando las distancias y las letras pudiera guardar cierto parecido con los padres de Arturo. Enhorabuena y suerte.
Quizá ha llegado el momento, ante un mundo en exceso urbanizado, con áreas tristemente despobladas, de tomarse la vida y la existencia de otra manera, más acorde con la naturaleza. Para ello hay que tener iniciativa y valor, sin desdeñar la asistencia de un abogado, que nunca está de más.
Muchas gracias, Juan Manuel
Un abrazo
Preciosa historia. Evocadora y edificante. La reconciliación con la Naturaleza es algo que casi todos tenemos pendiente, y recuperar nuestros pueblos no es sólo un deber, sino que puede convertirse en nuestra salvación. Gran relato. Un abrazo enorme.
El ser humano transforma el mundo a su medida, forma parte de su naturaleza, pero también debería esforzarse por conciliar ese hecho necesario e ineludible con el respeto.al entorno, aunque.no sea más que por egoísmo. Si degradamos el planeta que nos acoge va en nuestro propio detrime to.
Muchas gracias por leer y comentar, Nicolás.
Un abrazo
Gran cambio. De nini a pastor, poeta y estudiante de Derecho. Para que luego digan que los aires del campo no son buenos.
Genial, Ángel.
Suerte.
La frase «le ha dado un aire» tiene connotaciones negativas, aunque en este caso sucede lo contrario.
Muchas gracias, Rafa.
Un abrazo
Estamos preocupados, pero hay caminos para las nuevas generaciones. Enhorabuena!
Fácil no lo tienen. Van a necesitar reinventarse y, con ellos, de paso también mejoraría este mundo que se nos va de las manos.
Gracias, Manuel.
Un abrazo
Larga vida al mundo rural, demonios!
Gracias por tu relato y la promoción gratuita de un universo, a veces, tan desconocido.
Que Delibes te ilumine, amigo Ángel.
Gracias a ti, Modes. Si Delibes me iluminara, aunque solo fuese de refilón, sería muy de agradecer. Ya me gustaría a mí.
Mil gracias, de verdad, por leer y comentar.
Un abrazo
Resultó muy productivo que tus personajes se instalaran allí. Los desmotivados encontraron su camino.
Enhorabuena Ángel ,mi voto y suerte.
Muchas veces, la falta de motivación viene dada por no haber sabido dar con la orientación adecuada. Cuando se encuentra un camino ilusionante, ya todo viene rodado.
Muchas gracias y un abrazo, Aurora.
Me da la sensación de que es un relato construido en el mismo Parnaso, porque las musas siempre están a tu lado. Bello e idílico. Precioso.
Un abrazo grande.
Las ovejitas, tan sencillas, útiles y agradecidas, puede que aporten a cualquier historia un plus que sin ellas no sería el mismo.
Muchas gracias, María.
Otro abrazo grande para ti.
Tus relatos son un soplo de esperanza.
Un abrazo, Ángel
Mil gracias, Margarita.
Un abrazo grande