ROBIN HOOD
Ana Isabel Velasco OrtizEl niño que era, leía libros de aventuras sin descanso. Robin Hood me hizo vulnerable a la miseria de gentes y lugares y despertó el deseo de robar a ricos y poderosos para repartir el botín entre los pobres.
Inicié el oficio con hurtos de carteras, bolsos… Luego, atracos en joyerías, sucursales bancarias… Resultó fácil engañar, mi apariencia facilitaba la confianza de las víctimas.
Al cabo, la justicia terminó por sentenciarme a prisión. El abogado se esforzó en presentar este hecho como una oportunidad para rehacer mi vida y erradicar los malos hábitos que me habían ganado la conciencia. Ahora, empleo el tiempo en transmitir valores cristianos a la extensa población de reclusos. No matar, no apropiarse de lo ajeno…
Y en este predicar, medito que robar con intención de dar, no puede ser pecado. Me regresa el ladrón que llevo dentro y, sin remedio, olvido el clérigo que fui.
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Los refranes son sabios, y si hay uno que dice: «Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón», algo de cierto debe de tener. También es verdad que no parece justo generalizar. Hay personas que han conseguido una posición desahogada a fuerza de talento, trabajo y suerte. No es menos verdad que, habiendo acumulado capital de sobra, podrían acordarse de los que tienen menos fortuna. Robin Hood sabe distinguir porque es un personaje mítico, un auténtico héroe, protector de los desvalidos y azote de los enriquecidos de forma injusta. Tu personaje, que emula al arquero legendario, termina encarcelado, pero su espíritu no deja de impulsarle a ayudar a los demás, hasta en la cárcel, en la forma en la que mejor cree poder hacerlo, algo que le viene marcado por su naturaleza espiritual.
Un relato que invita a meditar sobre la legalidad y la moralidad, que no siempre coinciden.
Un saludo y suerte, Ana Isabel
Buenos días y muchas gracias por tu amable comentario que me parece tan certero y reflexivo que me gusta más que mi microrrelato. Un saludo
La sorpresa final es impactante. Tu protagonista es un clérigo.
Muy buen relato, Ana Isabel. Tienes mi voto, enhorabuena
Gracias Aurora pot tu comentario y tu voto que bien haber logrado el efecto sotpresa. Un saludo.
Nos ha dado por los cuentos a varios este mes. El mío es sobre el flautista (La visita).
Mucha suerte y un abrazo
Acabo de leer tu relato es mágico como los cuentod y el detalle final de la flauta genial. Un saludo
Bonito mini cuento Ana Isabel. Eso de robar a los ricos para dárselo a los pobres, como hicieron algunos bandoleros aquí en Andalucía, al igual que Robin Hood, me parece a mí que tampoco es pecado, como al clérigo de tu cuento.
Enhorabuena y suerte, saludos y mi voto.
Gracias José Manuel por tu amable comentariio. Ha sido Robin Hood pero bien podía haber elegido a cualquier mítico bandolero de Andalucía. Un saludo
Ana, bien escrito y bonita historia. Voto.
Gracias Manuel me alegra que te haya gustado. Vuestros comentarios me Dan mucho ánimo y alegría.
Me encanta.
Mucha suerte, Ana Isabel.
Un abrazo
Gracias Margarita a mi me encanta que te encante. Es lo que tienen los cuentos algo de encantamiento y magia. Un saludo
Gran relato, con un planteamiento muy agudo en la dicotomía entre lo legal y lo justo. Enhorabuena, mi voto y un saludo
Gracias Nicolás. A veces Es difícil decidir entre lo justo y lo legal. No siempre van unidos ojalá fuera así. Gracias y un saludo