Como juez con más de veinte años de experiencia, me pidieron asesoramiento y accedí. Había que desarrollar los sofisticados algoritmos de inteligencia artificial encargados de facilitar la toma de decisiones judiciales. Parecía una oportunidad para erradicar la arbitrariedad y disparidad de criterios en las sentencias. Algo que beneficiaría a toda la población, sobre todo a la más vulnerable y con menos recursos para acceder a prestigiosos y caros abogados. El proyecto también se justificó en los nuevos empleos de calidad que se podrían crear. Los resultados fueron tan espectaculares que al cabo de tan solo dos años se pudo aprobar la ley sobre automatización y robotización de la judicatura. Ahora tendré la oportunidad de experimentar en mis propias carnes el resultado de mi colaboración: he presentado una demanda en contra mi expulsión de la carrera judicial para ser reemplazado por SIRES, acrónimo de Sistema Robotizado de Emisión de Sentencias.
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Pues que quieres que tiga Agustín, todo mi apoyo moral (y mi voto al relato). Espero que ganes la demanda. Supongo que habrás insertado en el algoritmo las 3 leyes básicas de la robótica (de Asimov), cualquiera de ellas te asegurará el éxito.
donde dice «tiga» debe decir «te diga». Está claro que aún no dispongo de un procesador de textos «inteligente» :D :D :D
Muchas gracias. Igual no es un futuro tan lejano.
Si algún día los algoritmos, supuestos números inteligentes, llegan a suplantarnos, será porque el mundo habrá muerto de éxito. El problema del ser humano no es que avance, sino que desarrolle demasiado unos aspectos en detrimento de otros. De poco sirve la tecnología si no va acompañada de ética. Tu abogado tiene una ardua tarea por delante en su defensa de sí mismo, pero también, un reto apasionante. Si vence, cambiará el mundo, más bien lo rectificará para mejor.
Un abrazo y suerte, Agustín, con este relato que causa zozobra, pero también enseña.
Muchas gracias por tus palabras y oportunas reflexiones.
Me temo que terminará ocurriendo. No lo veremos, pero ocurrirá. Igual que existen cajeros automáticos, y autoservicio en gasolineras y supermercados. Un relato muy bien pergeñado. Enhorabuena, mi voto y un saludo
Todo es posible. Muchas gracias por tu comentario. Saludos.
Esperemos que tarden en llegar los «SIRES», o quizás estén ya perfeccionándolos para ponerlos en activo. Enhorabuena por tu relato Agustín, tienes mi voto y te deseo suerte.
Saludos.
Muchas gracias. Saludos.