TOUCHÉ
Eva Cruz BarrosMi padre era uno de esos individuos que consideran que las personas con discapacidad pertenecen a un sector de la población que se debe erradicar, al igual que las madres solteras o los homosexuales. Yo cumplía con los dos primeros requisitos así que, durante el funeral de mi madre, me dijo que recogiera mis cosas antes de que él regresara a casa. De pronto estaba en la calle y embarazada. Malviví por la ciudad hasta que en un comedor social me topé con la fortuna -en forma de abogado con delantal- cuando ya estaba por mi séptimo mes. Me dio empleo, alojamiento, formación, valores: me dio una oportunidad. Hoy somos dos los abogados que vestimos delantal para ofrecer comida a personas como la que sostiene el plato vacío frente a mí, a quien en su día llamé “papá” y ahora es tan vulnerable como lo fui yo.
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Te ha salido un relato redondo, Eva.
Enhorabuena. Te envío mi voto y un abrazo
Gracias, Aurora. Celebro que te haya gustado. Es un ejemplo más de esa popular frase…»la vida da muchas vueltas»…
Un abrazo
Las personas diferentes, o en apariencia vulnerables, merecen vivir igual que las demás, con la seguridad que, como cualquiera, pueden aportar mucho a la sociedad. Tu protagonista lo demostró con creces. Supo salir de una situación muy comprometida, pero no se quedó ahí, sino que siguiendo el ejemplo de quien tanto la aportó, un abogado, después ayudó a otros, incluso a aquel de quien solo había recibido desprecio.
Un relato de esperanza y superación.
Un saludo y suerte, Eva