Un minuto
Manuel Rodríguez AntónUn minuto. Es el tiempo que tengo ante este Tribunal de atrezo, en el que nadie gana un litigio. No hay en la sala una mueca afable ni un gesto humano. Todos sabemos que estoy sentenciado, que ya no existo. Tampoco, el término justicia. He renunciado a la defensa, antes de preso era abogado y solo me he acogido a mi última palabra.
Un minuto: recuerdo las historias de mi abuelo sobre una guerra que se repite y en la que ahora yo soy el vencido. También, lo ocurrido tras las últimas elecciones donde nadie pudo pactar con nadie: los titulares incendiarios; las acusaciones de pucherazo; el golpe; las vacaciones interrumpidas y el exilio de los míos…Nos maldigo, por olvidarnos de la fragilidad de la Historia y de la levedad de la memoria de los hombres. Pero no diga nada.
Un minuto: de silencio. Que guardo por todos.