Imagen de perfilLA NUEVA SOSTENIBILIDAD

Margarita del Brezo 

Que nuestro mundo ha cambiado a causa de la pandemia es indiscutible. Yo, por ejemplo, ya no trabajo en el despacho. Para facilitar el acceso de la gente necesitada a la Justicia, me acerco todos los días al lugar donde hacen cola durante horas para recibir algo de comida que les reconforte el ánimo y el estómago y, a través de la incómoda mascarilla, les asesoro de forma eficaz sobre su ERTE, los despidos improcedentes e incluso los impuestos de sucesiones que ahora no pueden pagar después de no haber podido despedirse tampoco. Por supuesto, guardando en todo momento la distancia de seguridad. Luego, ya en casa, lleno de agua dos vasos para brindar con mi marido por «la paz, la justicia y las instituciones sólidas», el objetivo por el que siempre hemos trabajado, mientras él dispone sobre la mesa el menú que acaban de entregarle en la cola.

 

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