Yo… somos muchos.
Alvaro Abad San EpifanioAngustiado, el confundido abogado decidía encerrarse en su apartamento, bajar las persianas y repasar todos sus libros. Se quedaba helado al comprobar su olvido en abundantes temas, así que devoraba los textos consultando frecuentemente cada dilatado glosario. A su término, solicitó convencido una medida cautelar: máximo alejamiento para el presunto sicario que le acechaba. El único juez que así lo podía sentenciar la aceptó, y desde entonces fue su héroe.
Sin embargo, resultó insuficiente y el asesino continuó merodeándolo. Imposible detenerlo.
Alguien llamó a la policía. Tras la puerta del apartamento, cerrada desde dentro, esperaban cuatro muertos: el juez, el sicario, su víctima y el abogado, pero tan sólo un cadáver, una pistola y un casquillo.
Después de repasar los extensos informes del difunto letrado, el psicólogo forense dictaminó que el suicidio derivaba de un extraordinario desorden de personalidad múltiple acompañado de esquizofrenia y alucinaciones.
Nadie acudió al funeral.
+5
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Jaja, relato loco (nunca mejor dicho), pero original. Mi voto y un saludo. Suerte. Eva.
Gracias Eva. Me alegra que te haya gustado.
Este micro es de los que hay que leer 3 veces.
Me ha encantado. Felicidades
Un saludo y mi voto
Muchas gracias María Dolores por tu lectura y amable comentario.
Un relato redondo. Tiene ritmo, desconcierta confunde intriga y al final sorprende. Muy bueno. Enhorabuena.
Litispendiente, me alegra que hayas encontrado tantos ingredientes en el texto. Gracias por tu atenta lectura.