MALDITAS VENTANAS
Maribel Romero SolerTodas las mañanas acude a la Oficina de Atención a la Diversidad. Es abogada. Carácter fuerte. Transmite seguridad. Desde mi puesto de guarda jurado adivino que para ella vivir es urgente. Se le nota. Cómo sube las escaleras, atiende el móvil o saluda a los clientes. Es un torbellino.
Me encantaría fortalecer nuestra relación de amistad. Hoy podría haberle preguntado qué le pasa en el ojo. El izquierdo. El que cubre con más maquillaje de lo normal y, sin embargo, no oculta un hematoma.
Protejo esta oficina, pero desde que la conozco pienso que su bienestar es también responsabilidad mía. «Me he dado un golpe con la ventana», va diciendo antes de que nadie le pregunte. Y lo que yo veo es a una mujer asustada que pide ayuda. Y se la voy a dar. No consentiré que ni una sola ventana le roce.
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Ventanas por las que no entra ni un rayo de luz, es curioso, ¿verdad? Ojalá pronto solo haya puertas por las que salir.
Un saludo, Maribel
Ojalá así sea, Margarita.
Gracias por comentar.
Un saludo.
Deseo que tu microrrelato tenga tanta suerte como agudeza el guardia de seguridad de tu historia que con mucha experiencia y una gran observación sabía donde se encuentra la violencia de género y el maltrato. Enhorabuena y suerte.
Muchas gracias, Juan Manuel. Saludos.
La protagonista de tu relato debe salir de esa situación.
Si no consigue salir por la puerta hay más opciones.
Seguro que el «adivino» guarda jurado lo logra, Maribel…aunque tenga que rescatarla en helicóptero…
Te envío un voto con un abrazo.
Mientras existan personas como este guarda jurado, que ven, intuyen, adivinan…, siempre habrá una puerta por donde salir.
Gracias.
Un abrazo.