DESMONTANDO A UN ABOGADO

ROSA MOLINA Lí PEZ · TRES CANTOS - MADRID 

A veces me pregunto cuántas identidades puede tener una persona. Yo, por ejemplo, por la mañana soy padre: desayuno con mis hijos y los llevo al colegio. Luego soy abogado: reviso cédulas, diseño mil defensas. De noche, marido: colaboro con mi mujer, que también trabaja. Y, además, debo blindar cada identidad, porque me juego mucho más que el cuello. No me quiero imaginar conduciendo, distraído con la resolución de un arbitraje, con los niños detrás; o preocupándome por las notas de mis hijos durante un juicio. Imposible. Cuando noto que mi mente se convierte en un chiringuito destartalado, cojo mis botas, la mochila, el saco y voy al monte. Allí miro trabajar a los demás: al viento, dibujando sombras chinescas con los árboles; a la luna, moviendo el firmamento; a las vacas, rumiando con su mirada sin curiosidad, apacibles. Entonces uno mis piezas y vuelvo a casa. Entero.

 

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