Imagen de perfilMamá abogada

Nieves Prieto Lavin 

Nuestra mamá tiene cuarenta años y es abogada. Dice que no es amable que refiera su edad ni que hable de sus cosas pero me gustaría contar hoy su manía de meternos los conceptos jurídicos hasta en la sopa.
Cuando en la cocina se quema algo porque la distraemos invoca el dolo eventual y se sacude las culpas; si echamos mal las cuentas y nos quedamos con céntimos de algún colega, nos sale con el enriquecimiento injusto; si remoloneamos con algún trato para comer judías verdes arquea las cejas y advierte: «pacta sunt servanda”. Su último castigo consiste en firmar cien veces en papel y escribir después “por centuplicado y a un solo efecto”. Y así con todo.
Cuando la miran raro explica que hay que gestionar a los hijos para que sean ciudadanos avanzados en el conocimiento de sus derechos y obligaciones. A lo mejor no le falta razón.

 

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