EL PRIMER ABOGADO
VICENTA FLOR GILAun sin saber leer, tenía fama de innovador y, por ello, el grupo al que pertenecía decidió que, por su destreza, valor y equidad, debía mediar para intentar evitar la temible confrontación con unos extranjeros que demandaban los cotos de caza. Casi de forma innata, conocía y aplicaba el Código de sus ancestros, pero en aquella situación no ayudaría ni educación ni paciencia, tan solo cabía implacabilidad; no obstante, pensó en ofrecerles como alternativa un secreto tribal: otra reserva de caza y les pintó dónde y qué conseguirían. Finalmente, formalizó la tregua. Lo que nunca llegaría a saber es que los dibujos de aquel pacto sellado en Altamira serían famosos de por vida.