EL ADIVINO
Esperanza Temprano PosadaQuedé con él en una cafetería para indicarle cómo testificar de forma eficaz y resultó ser una caja de sorpresas. Cuando llegué, extendí mi mano para saludarle y me dijo: «No se moleste, el fallo no será favorable, perderá el juicio, señora letrada, el juez decretará la inadmisión de la prueba». Yo aún seguía de pie con la mano extendida y la sonrisa congelada, tardé en reaccionar, sentarme y preguntarle: «¿Cómo lo sabe?». «Lo sé» fue su única respuesta y durante los quince minutos que permanecí allí, no conseguí sacarle más. Me despedí de él y cuando me alejaba le escuché decir: «¡Tenga cuidado con el escalón, le recomiendo que se trate el esguince con ultrasonido!». Le miré con incredulidad y pregunté: «¿qué esguince?» instantes antes de caerme en el escalón y lesionarme el tobillo. Y eso que estaba advertida…
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Qué yuyu!!!
Menudo adivino de mal agüero! :)
Un relato muy bien estructurado y resuelto.
Me gusta!!!
Un abrazoooo grande, Esperanza
Yo creo que ni el adivino más prestigioso ni el mentalista más famoso son capaces de predecir todos los fallos (en el doble sentido de la palabra) judiciales. Suerte, Esperanza.