Imagen de perfilPirómano

Miguel Ángel Moreno Cañizares 

Sin lugar a dudas, algún sol de justicia había derretido los sesos del individuo en cuestión. Eso, o una maldad congénita. Era un pirómano, un residuo humano que se merecía una larga condena a la sombra, valga la paradoja. Un maltratador de la naturaleza al que la falta de pruebas fehacientes había librado de la cárcel. La última hazaña que se le atribuía arrasó decenas de hectáreas de un alto valor ecológico en la isla.
Detenido de nuevo, su abogado de oficio se planteó si de verdad era sostenible mantener la petición de inocencia para un tipo que había tomado por costumbre atentar contra el clima no en una, sino en múltiples ocasiones a lo largo de su vida. “Me ahogo, no puedo respirar”, fueron sus últimas palabras antes de que el destino le reservara una sentencia ejemplar.

 

+9

 

Queremos saber tu opinión

1 comentario

  • I remember thinking at the time that I was probably the only 28-year-old, non-wealthy Hispanic individual in the entire world wearing a Tiffany-stamped 5711. I was so proud, but I wasn’t done yet. I wanted to take it all one step further: I decided I was going to wear it every single day, link no matter where I was or what I was doing. And this would end up being the start of what my friends would call #TheLovedPatek.