La distopía es ahora
Sergio Suárez Menéndez · Avilés Encorvado sobre su escritorio, el abogado ojeaba la sentencia del juicio que acababa de disputar.
Atentado contra la salud pública y propagación del terror. Frente a una multitud de testigos que afirmaban haber visto a su cliente quitarse la mascarilla antes del suceso. Algunos (y esto era lo peor), aseguraban haber recibido el impacto.
El abogado tuvo un acceso de ira «Realmente terrible» pensó. «Menudo criminal me ha tocado proteger». Incluso la Audiencia Nacional había mandado vigilar al acusado en busca de vínculos con grupos terroristas. Y no era para menos, la sola imagen de su rostro capturado en la fotografía del archivo ya irradiaba peligro: varón, de edad avanzada, mirada estoica y una nariz roja y ganchuda como una guindilla.
Declarado culpable —rezaba la sentencia debajo— y condenado a cumplir cinco años de prisión por el delito de: estornudo, en vía pública, al descubierto y contra la población.
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Me encanta, tienes mi voto. Un abrazo de árbol (con mascarilla) :))))))))))
Gracias! Genial que te haya gustado, muchas gracias! Otro abrazo, con mascarilla, por supuesto ;()
En estos tiempos preocupantes, en los que el uso de la mascarilla se recomienda de forma encarecida para proteger a la población, el mal uso o no utilización de la misma es cierto que propaga el terror. Hasta dónde debe llevar la sanción a alguien que, como el defendido de este abogado, estornuda en plena calle y sin protección, algo antes tan corriente y ahora denostado, no está claro.
Un relato que, desde la fina ironía, refleja una realidad con la que hemos de lidiar a diario, un mundo cambiante y lleno de alarmas, que es presente, pero que no hace ni un año nos hubiera parecido pura ciencia ficción.
Un saludo, Sergio
Gracias!! Genial iniciativa, me encanta
Cualquiera sabe en lo que quedará todo esto… Un brillante relato, divertido a la par que inquietante. Enhorabuena y mi voto.
Gracias!!
Sería de chiste si no fuese porque está basado en hechos reales.
Se acabó eso de llorar de risa; ahora toca reír de pena.
¡Suerte!
Gracias! La verdad que ya se está poniendo la cosa que da miedo, otra vez.