La sentencia
JUAN PEDRO AGÜERA ORTEGA · Murcia¡Inocente! Dictaminó el juez.
Sus puños se cerraron con júbilo. Sus clientes lo felicitaron. La empresa quedaba exonerada de toda culpa ante el terrible suceso. Se podía exigir a una empresa dedicada a la salud que custodiase el acceso a su principal centro de investigación sobre «Neobiología Experimental», pero no responsabilizarla de los daños sufridos por quienes burlaban su vigilancia. Vigilar no era proteger, como argumentó en su alegato final.
Al abandonar la sala, el padre de uno de los menores de edad afectados se abalanzó sobre él, todo ira y odio. Aunque fue desalojado, su escupitajo le alcanzó en el rostro.
De noche, estaba relatando a su esposa lo sucedido, cuando sintió un extraño cosquilleo en la nariz. Estornudó y el rostro de su mujer se cubrió de espanto. Se alejó aterrorizada, mientras unos finos tentáculos regresaban a las fosas nasales de su marido. Al parecer, sí era contagioso.
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Las leyes, a menudo, suelen ir bastante por detrás de la realidad, tiene que producirse la herida para que luego se ponga la venda. La empresa y los directivos con pocos escrúpulos de esta
historia habrán quedado exonerados de culpa en detrimento de unos pobres trabajadores, pero a veces, donde no llegan las normas de los hombres, actúa eso que llaman justicia poética.
Un relato con final sorprendente e inquietante, con mutación incluida.
Un saludo, Juan Pedro
Muchas gracias por tu comentario. Como bien dices, las leyes casi siempre corren tras la realidad, aunque no debemos olvidar quienes son los que crean dichas leyes. Muchas veces, los intereses económicos se sitúan por encima de la ley y se aprovechan del sistema legal para conseguir sus propósitos, sin ser conscientes de que nadie es inmune a ciertos riesgos. La crisis medioambiental que vivimos es buena prueba de ello, aunque pueda parecer que no nos afecta, sus consecuencias ya las estamos sufriendo. Ojalá reaccionemos a tiempo.
Saludos Ángel.
Un final me temo que merecido… O no, porque un abogado tiene que hacer su trabajo. Brillante relato. Enhorabuena y mi voto
Muchas gracias. En el trasfondo está la cuestión de si la ética y la justicia deben ir de la mano, aunque como bien señalas, un abogado debe cumplir con su trabajo de la mejor manera. ¿Es más ético defender bien a un culpable o no defenderlo tan bien? ¿Qué consideramos más importante, la ética profesional o la ética humana? No estoy seguro si habría una respuesta correcta a estas cuestiones.
Saludos
Muy interesante relato: hacer bien el trabajo significa librar de responsabilidad al que en realidad es responsable. El final distópico da un giro desasosegante a la historia. Muy bueno.
Muchas gracias, el final distópico pretende hacernos reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos, no solo como individuos, sino también como especie. Tenemos una responsabilidad sobre el planeta y sobre el medio ambiente y, por desgracia, a veces nos olvidamos de lo peligrosas que pueden resultar algunas de nuestras prácticas. Saludos