UNA INVERSIÓN
ÁNGEL SAIZ MORAAcuden a mí cuando su salud, con motivo de la edad, se convierte en un factor a vigilar. Es el momento de preparar la defensa.
Tanto si alcanzo un acuerdo amistoso, como si el juicio se celebra, no debo ocultar las faltas de mis clientes. Nada escapa a ese Alto Tribunal, desde una simple nuez, sustraída de una frutería en la infancia, a una mentirijilla que causó algún perjuicio. Mi trabajo consiste en buscar atenuantes, proteger a mis defendidos de interpretaciones estrictas de unas leyes consideradas sagradas.
Siempre sucede lo mismo: resultan absueltos, cruzan la puerta de acceso al Paraíso y no vuelvo a verles, ni cobro mis honorarios. Suelen despedirse con un: «Que Dios se lo pague», que en nada ayuda a llegar a fin de mes. Lo importante es que, con mi altruismo, me estoy ganando el Cielo.
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Como decía un cliente mío, «al final siempre nos queda la Justicia Divina». Mi enhorabuena y mi voto. Un abrazo .
En estos tiempos en los que la ciencia parece tan predominante, las leyes, los litigios y, sobre todo, los abogados, siguen siendo igual de necesarios. Hasta para abrir las puertas del edén se requieren sus servicios. Quien más, quien menos, tiene algo que limpiar.
No es tarea fácil la suya, de ahí que, a su manera, se ganen el Cielo con ello.
Muchas gracias, Francisco José.
Un abrazo
Espléndido relato, Ángel. Tu abogado, el único con pleno de pleitos ganados. Muy bien narrado, muy original y entrañable. Enhorabuena, mi voto y un abrazo, y que Dios te lo pague.
Tiene pleno de pleitos ganados, pero vive casi en indigencia, aunque sabe que está aquí de paso y su reino no es de este mundo.
Tu comentario y tu apoyo sí que tienen valor para mí.
Muchas gracias, Nicolás
Un abrazo
Genial lo de «Dios se lo pague». La recompensa vendrá después, entre angelotes y liras, pero las facturas tendrá que pagarlas Jesucristo, mientras. Un abrazo y mucha suerte.
El día a día no perdona y todos tenemos necesidades básicas, pero hay quien trabaja con la vista más puesta en el futuro, con visos de eternidad, que en el presente efímero.
Muchas gracias, Esteban.
Un abrazo
Contra más veces leo los relatos, más orgulloso me siento de formar parte de esta lista. Es increíble el talento que desprendéis. Me encantaría que tu protagonista consiguiera su meta, como de otra forma no puede ser. Y que hubiera gente más altruista, como él, para variar. Lo dicho, orgulloso de estar una semana en esta lista. Un abrazo.
Cada uno nos ganamos la vida como podemos, dando gracias de poder hacerlo, lo que no quita para que, aparte, tengamos inquietudes literarias, de las que no podemos vivir, pero sí darles rienda suelta, disfrutando de las propias y de las ajenas.
Gracias, Pedro.
Un abrazo
Buen relato, narrado con buen pulso.
Tienes mi voto.
Me alegra que te guste, Carolina.
Muchas gracias y un saludo
¡Qué bueno, Ángel! Nos consolaremos pensando en que con un «Que Dios se lo pague», no se come, pero en cierta forma sí que nos alimenta. ¡Y menos mal que todavía existe gente altruista!
El relato te arranca una sonrisa que en estos tiempos es muy de agradecer.
Enhorabuena y mucha suerte.
Un abrazo
Siguiendo en esta línea, una voz autorizada dijo (según consta en el libro sagrado por excelencia), que «no solo de pan vive el hombre». Creencias aparte, nadie puede negar que algo de fundamento hay en esas palabras.
Me alegra haber motivado una sonrisa.
Muchas gracias, Almudena.
Un abrazo
Qué bien has jugado con los conceptos, Ángel. Me parece un relato perfecto. Mucha suerte con él. De momento ya está en el limbo de los elegidos. Va mi voto y un abrazo.
Salvando las distancias que, en mi caso, más que enormes, están a años luz, si Beethoven, a partir de tan solo cuatro notas, compuso esa maravilla que es la Quinta Sinfonía, las combinaciones con cinco palabras pueden dar lugar a innumerables historias. A mí me da mucha alegría que a ti te guste la que se me ha ocurrido.
Muchas gracias y un abrazo, Enrique
Quizás tu abogado y mi árbol podrían unir fuerzas fusionando sus bufetes, ¿no te parece?
Un saludo :)))))))
Seguro que se entenderían estupendamente, ambos son muy naturales y están llenos de vida y esperanza.
Gracias, Marta.
Saludos
Ángel! Publicado y veo que vas el tercero, uauuuu!!! Felicidades!!!
Muy simpático tu relato, incluso acorde con tu imagen de perfil, ese angelote que parece estar esperando esa «propina» que no llega, eh???
Me ha gustado, sí señor!!!
Mi voto y mi sincero deseo de suerte!!
Un abrazo, Ángel!!!
Marta
Tenía como perfil una fotografía de hace unos años y ya era hora de actualizarla. Como el tiempo se va notando he preferido utilizar un angelote, acorde con mi denominación de origen, mejor que mi aspecto actual.
No sé cómo será estar en el cielo, lo que si sé es que es una satisfacción poder leer buenos relatos como los tuyos y que a su vez le lean a uno.
Muchas gracias, Marta.
Un abrazo
Hola, Ángel.
Una forma de ganarse el Cielo muy «legal».
Me encanta tu micro.
Un abogado diferente, necesario, seguro.
Estupendo contar con su profesionalidad!!
Abrazooo para ti, y un merecido voto.
La verdad es que, llegado el momento, los servicios de este abogado son imprescindibles, porque quien más, quien menos, tiene algo de lo que responder.
Muchas gracias, Amparo.
Otro abrazo para ti
Tú ya te has ganado el cielo y la cumbre de los buenos microrrelatistas. Votando que es gerundio
Un adelanto del Cielo es lo que tenenos quienes disfrutamos con tus letras.
Mil gracias y un abrazó, Raquel
Qué necesarios son esos «abogados defensores». Y también historias como las tuyas que nos reconfortan el alma.
Un abrazo, Ángel.
Ese abogado, sin saberlo, tiene todas las papeletas para convertirse en un ángel de la guarda, qué mejor defensor puede haber que alguien tocado por un halo divino.
Muchas gracias, Margarita.
Otro abrazo para ti
Como decía mi abuela a todos sus nietos mientras trajinaba con ellos: «er sielo ganao tengo yo bregando con ustede», y en un modesto rinconcito de ese cielo meto tu relato. Suerte.
Hay muchas maneras de ganarse el cielo, desde luego, y no todas tienen el brillo de una profesión liberal, pero no son menos meritorias. Cada uno, además, debe tener ese rinconcito a medida.
Muchas gracias, Raquel
Un abrazo