EL FIEL ABOGADO DE OFICIO A UN MÓVIL PEGADO
Gema Mª Ortega ExpósitoSon las 00:00 horas. Mi cerebro se pone en guardia; tengo medio vetado conciliar el sueño por si me llama la Guardia Civil. ¿Habrá algún detenido esta noche; algún robo, pelea, una nueva barbarie sobre violencia doméstica…?.
Parece que no ha habido ningún altercado durante la noche.
Al amanecer, el móvil permanece impasible. Aunque ya es de día y mis niveles de cortisol bajan, cierta tensión sigue latente. Continúo atento al teléfono y procuro no darle apenas uso, por si me llaman.
A pesar de ser día festivo, mi agenda de ocio luce intacta; hoy estoy sometido a una especial cláusula de disponibilidad.
Al finalizar el día, verifico nuevamente que el teléfono no ha sonado, que no ha habido caso.
Siento que el cansancio me invade, me despego del móvil y, satisfecho con la exclusiva contraprestación del deber cumplido, reivindico en sueños una reforma de la normativa sobre justicia gratuita.
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Bien relatado el día de guardia de un abogado, Gema; lo que ocurre es que en estos casos, ya puestos, es mejor que nos suene el teléfono para al menos cobrar algo, jeje. Mi voto para tu abogado.
Efectivamente, al menos que suene el teléfono.
Muchas gracias por tu comentario y por tu voto, Eva.