SALVANDO CABEZAS TURCAS
Juan Manuel Chica CruzBajo un sol de justicia en el patio del Instituto le defendió ante aquel panel de expertos formado por alumnos, profesores y bedeles. No pudo ser otro quien robara el reloj en el gimnasio, pero cuestionó pruebas; sembró de dudas las certezas y exigió la presencia del Director, la Junta de delegados, y hasta de la Inspección. Consiguió el sobreseimiento. Décadas después, coincidiendo con el aniversario de aquella primera portentosa intervención se ofreció, ya como abogado de prestigio, para ayudarle otra vez y él no sabía cómo agradecérselo. Acusar de homicidio y violación era algo muy grave, pero toda la clientela del pub testificó que le vieron tomar copas con la mujer toda la noche y después salir juntos a casa de ella.
-Créeme no pude ser el último que la viera con vida. Soy inocente.
-Lo sé- respondió observando la sonrisa que le devolvía la esfera de su Rolex.
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Muy bueno, Juan Manuel. El título le viene como un traje. Como diríamos en aquella famosa serie «Twin Peaks»: ¿Quién mató a Laura Palmer? Y en mi imaginación, aparece un psicopático abogado con un peculiar Rolex. Un abrazo y mucha suerte.
Muchas gracias por tu comentario. Un ansiado Rolex en sentido metafórico ya desde su adolescencia…
¡Vaya par de dos! Da mucho miedo saber que existen de verdad.
Muchas gracias por tu comentario. Afortunadamente propiciar las cabezas de turco no es tarea fácil por sedicioso que se sea.
Tan inquietante como bien escrito, Juan Manuel. Ese abogado barra… Olé. Mi voto, mi enhorabuena y un abrazo.
Muchas gracias, Nicolás. Un personaje inquietante y perturbador..
Me gusta mucho, Juan Manuel! Ese abogado da miedo! Mi voto y suerteeee
Muchas gracias, Eva por tu comentario. Un abrazo!!
Sabe mantener el misterio hasta el final. ¡Buen trabajo!
Muchas gracias, David, por tu comentario!!
Juan Manuel, tenebrista en pocas líneas. Congrats!
Muchas gracias!!
Es lo que tienen las cabezas turcas, que al final tienen que ejercer de tales.
Suerte, Juan Manuel.
Es verdad las cabezas de turco desconocen su condición hasta que ya poco pueden hacer. Muchas gracias!!
Genial, Juan Manuel.
Muy bien hilada la historia, con dos relojes como personajes secundarios clave.
Y pobre protagonista, víctima de ese abogado…
Mucha suerte y mi voto.
Un abrazo.
Muchas gracias. El abogado, a pesar de cebarse con su cabeza de turco, en el fondo también le saca del atolladero…. Un abrazo.
Mi voto, Juan Manuel. A ver si tienes suerte este mes. Un abrazo
Muchisimas gracias, Esteban. La verdad es que ya con el hecho de estar aquí como seleccionado me hace mucha ilusión. Un abrazo grande.
Un defensor vocacional de casos perdidos y reincidentes, con ese reloj de testigo, si no mudo, de sonido casi imperceptible.
Muy bueno, Juan Manuel.
Suerte y abrazo.
Ese reloj guarda una historia de maldad envuelta en redención mal entendida.
¡Menudo elemento el abogado! Apuntaba maneras desde pequeño.
Mi voto y mucha suerte.
Tienes toda la razón, ya desde pequeño le dio por usar su ingenio para el lado oscuro de las cosas. Muchas gracias.
Iba normalito tan normalito… y al final resulta negro tan negro… No sé por qué, pero esa sonrisa reflejada me la imagino de lobo.
Suerte y un voto más, Juan Manuel.
Tienes toda la razón, Ana. El reflejo de la sonrisa de un lobo con un extraño toque a maldad en grado superlativo y redención falsa. Muchas gracias.
Se empieza por un reloj y se acaba con un asesinato. O… continuará. No cambiamos.
Mi voto para este relato tan sugerente.
Un abrazo
Muchas gracias, María. El punto final de las escaleras descendentes puede ser el cuento de nunca acabar…
Buen trabajo en líneas generales. Tienes mi voto.
Muchísimas gracias, José Ignacio, por tu voto y el pasarte por aquí y tomarte la molestia de comentar. Un abrazo.
Muy bueno Juan Manuel, mi voto y saludos.
Muchas gracias José Manuel por votar y pasarte por aquí para comentar. Un abrazo.
Buen relato. Muy crudo.