Imagen de perfilJugando a serpientes y escaleras

José Ignacio Rodríguez García 

Elegí estudiar Derecho y la vida abrió sus posibilidades para mí como la higuera de Sylvia Plath. En el marco de mi arrogancia imaginé que ascendería rápido por las escaleras de la existencia, si bien por el camino encontré serpientes que aplazaron mi sueño. Pero logré colegiarme y, del mismo modo, trabajar como abogado tampoco resultó sencillo: empleos como becario, turnos de oficio, noches sepultado bajo papeles por algún delito menor… en muchas ocasiones pensé que en esta profesión las alegrías no merecían la pena. Pero con tesón, logré abrir mi propio bufete. En ese punto las serpientes de las deudas amenazaron con devorar a este pájaro que empezaba a volar, no obstante, peldaño a peldaño, escalera a escalera, pude regar mi higuera y alzarme sobre el desaliento. Ahora aprendí a aceptar los subibajas y no ambiciono alcanzar la casilla número cien. En abogacía, el secreto reside en seguir jugando.

 

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