Imagen de perfilVALOR Y VALENTÍA

Sofía García-Ollauri Antolín 

Borges decía que había cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No había sido feliz. Yo había cometido el peor de los delitos que una mujer puede cometer: me había rendido. Tras numerosos años como letrada en despachos internacionales decidí, con pena, abandonar la abogacía tras acumular decepciones de compañeros en la brutal lucha sin cuartel a la sociatura. Reemplacé la abogacía con la fotografía. Disfruté fotografiando paisajes y pájaros y me dio tiempo a cultivar y regar mi jardín, pero no era feliz. En el marco de mi lucha contra el “perro negro”, lo miré de frente y decidí sacarlo de mi vida. Cambié “hunos” pájaros por “hotros” y fiché por un despacho de abogados. Las jornadas extenuantes y el estrés se dan por descontado, pero mis padres me engendraron para la profesión más
arriesgada y hermosa de la vida. Me legaron valor. Seré valiente.

 

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