Imagen de perfilAQUÍ NO SOBRA NADIE

Ruth González Poncela 

Había una vez un diccionario jurídico donde cierto día varios vocablos descontentos decidieron constituirse en asamblea.

Confrontación, con su afán de protagonismo, se erigió en presidenta de la reunión.
—Compañeras, ¿cuál es el problema?
—Creemos que debes dimitir porque la culpa de todos los problemas es tuya. —dijo Consenso bajando el tono de voz—.
—¡Ignorantes! ¿No os dais cuenta de que si yo desaparezco los abogados perderán su trabajo?
—No creo. Tiene que haber otra alternativa —replicó Mediación, deseando mediar—. Busquemos otra sustituta menos beligerante.
—Yo misma —se autoproclamó Resolución.
—¡Jamás! —protestó la mayoría—. ¿Empezar los juicios por el final? ¡Qué aburrimiento!

De repente, entró el abogado y comenzó a redactar una demanda. Tras varias horas de trabajo, dejó los folios sobre la mesa, sonrió satisfecho y salió del despacho.

Al momento, la asamblea volvió a reunirse reconociendo que, a pesar de sus defectos, todos eran imprescindibles.

 

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