Vida Espartana

Juan Manuel Batuecas Florindo · Madrid 

Son las ocho de la mañana. Observo la pintura desconchada de mi apartamento. Otra noche de insomnio. LLevo cuatro meses en este pueblecito de Badajoz y aquí todo es tranquilo. Es mi primer destino como Juez. En estos cinco de oposiciones me olvidé de ver el mar y la nieve. Olvidé muchas cosas. Mi preparador me tomaba los temas dos veces por semana. Al final siempre me insistía: ¡Debes llevar una vida espartana! ¡Cuando apruebes verás que merece la pena! Fue tan duro que me duele recordarlo. Pero ahora lo he conseguido. Memoricé la Constitución y todas las leyes. ¡En unos años serás Magistrado!, suelen repetirme mis padres emocionados. Tienen razón. Tengo un buen futuro por delante. Sin embargo, demasiadas veces lamento haber perdido así cinco años de mi vida. Ojalá pudiera volver atrás. ¡Maldita oposición! El psiquiatra me recetó unas pastillas. «Sólo en prevención», me dijo.

 

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