EN UNA GALAXIA MUY LEJANA
Nicolás Montiel PuertaCada vez que se ponía la toga se sentía como un Jedi, y no dudaba en recorrer todo el universo de la jurisdicción contencioso-administrativa para enfrentarse a cualquier administración del Imperio. Era su destino y nada podía hacer para cambiarlo. En su juventud, en la Luna de Endor, donde cada año era siempre bisiesto, su padre y maestro, críptico por costumbre, se lo dejó muy claro:
— Éste es tu cuadrado, todos tenemos uno, y nos acompaña toda la vida. No permitas que nadie te avasalle y lo pise, y nunca pises tú el de otro… Recuérdalo.
Años después, cuando él mismo se convirtió en ejemplo y fiador de sus propios aprendices, su padre aún solía aparecérsele en forma de colorido holograma, caminando circunspecto por encima del arco iris para insistirle:
— Eres abogado, cuidado con el reverso tenebroso de la fuerza.