Por un minuto

Victoria Fernandez de Pinedo 

Una simple carrera en las medias, así comienzan los desastres, por cosas leves, pequeños detalles que cambian el destino. Fui al baño de la estación, y manteniendo el equilibrio sobre mis tacones, sin tocar las paredes, me las quité y las tiré a la papelera. Perdí el tren… por un minuto. No llegué a tiempo al juzgado. Sólo era una querella absurda por una pelea entre vecinos, yo les recomendé un arbitraje, evitar un juicio, pero a la gente le gusta pelear. Intenté llamar al despacho, intenté coger un taxi, intenté no pensar en mi nómina, ni en esas malditas catorce pagas que ya eran historia. Entonces, sentí el frío en mis piernas, y en un último intento, traté inutilmente de no echarme a llorar…

 

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