EL PARAíSO

MONTSE PÉREZ MARTÍNEZ · Barcelona 

Flotaba. Rodeado de un mar silencioso de arena dorada , cubierto de azules indescriptibles , con ella a mi lado, preciosa, bronceada por el generoso sol del desierto, perlas de sudor resbalando hacia su escote de sugerentes dunas y en el horizonte un apetecible oasis prometedor de placer. ¡Oh! Dios al fin había sido justo conmigo tras años encerrado en aquel frio bufete de mala muerte, enterrado bajo montañas de cartapacios, aguantando como jefe al plomo de mi suegro, agotado ya hasta la médula por su abusivo trato. “El Señor descansó el séptimo día… porque no era abogado”,frase de su autoría. —¡Aaaaahhhhh! —grité al caer de mi camello, un socavón en la arena debió hacerle tambalear. —¡Maldita sea, letrado!¡Fuera de mi espalda inmediatamente! —rugía abochornado el Juez, levantando amenazadoramente la maza sobre mi aturdida cabeza. No había sido buena idea doblar la dosis de valeriana aquella mañana.

 

 

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