La indumentaria lo es todo

Teresa Hernández Díaz · Madrid 

Ya lo dijo mi madre cuando me caí en aquel socavón por querer rescatar al gato de Angelita, que de puro bueno parecía tonto. Qué razón tenía. Para qué habré aceptado llevar este caso. Cuando el cliente me comentó que vivía lejos, no imaginé que tendría que atravesar el Sahara a lomos de un camello y cargando un cartapacio pesado como el plomo. Qué calor hace en el desierto. No he traído ropa adecuada y estoy empapado en sudor. Los tuaregs que he contratado como guías sí que saben del asunto, sus túnicas parecen la mar de fresquitas. Ahora que lo pienso, ¿y si me desnudo y me planto mi toga? El patrón es parecido. Dicho y hecho. Jeje, ahora sí que estoy majo, con mi birrete en vez del pañuelo con que se cubren los oriundos. Me miran raro. Mira que son suyos los príncipes del desierto…

 

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión