Turno de oficio
José Manuel Pérez Pardo de VeraDetuvo su montura. Sus huesos necesitaban descanso, tras el meneo de la veloz cabalgada. La ciudad yacía a sus pies. Desde aquel alto se veían nítidamente las columnas de humo. Cadáveres incinerados. Una imagen habitual desde la llegada de la devastadora pandemia a través de la pradera danubiana. Eran tiempos apocalípticos. Pensó en su insólito encargo y en si lo podría solventar con…vida.
Mientras, dentro del recinto amurallado, el reo asía con fuerza los barrotes de prisión. El mundo estaba loco. Los siervos huyen de los campos, se resquebraja el vasallaje, la Corona languidece, luchas intestinas señoriales, los Papas en Aviñón… Sólo podía encomendar su caso a un discípulo del santo bretón. Nadie actuaría con mayor probidad, honradez y entrega. Valores –diríamos hoy– inscritos en el ADN de ese incipiente colectivo de juristas.
Se abrió la puerta de la celda.
– Majestad, el abogado de pobres está aquí.
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¡Qué bonita narrativa tienes!
Me gusta mucho el tema que tratas: el abogago de pobres.
Mucha suerte y una abrazo.
Muchas gracias, Towanda. Lo mismo te digo. Ya te he dejado mi voto. Desde luego, a imaginación es muy difícil ganarte. Igual que a relatos publicados. ¡Enhorabuena! Mucha suerte.
Nuevamente, tu micro, José Manuel, crea una atmósfera tangible, tocando un asunto histórico.
Suerte.
Muchas gracias, Manuel. Me alegro de que te haya gustado. Efectivamente, quería un relato con ambientación histórica (sugerida por la palabra «pandemia», que me llevó a la terrorífica peste de mediados del siglo XIV) y, al mismo tiempo, quería rendir tributo a los abogados de oficio (con el incipiente grupo heredero de la labor de San Ivo) a través de la aparente paradoja de que alguien muy poderoso y con muchos recursos (un rey), llegado a una situación verdaderamente muy difícil, a quien prefiere, por encima de todos los demás, es precisamente a un abogado de oficio.
Siguen subiendo con fuerza tus «Supervivientes». He puesto mi modesta contribución para ello. Mucha suerte.
Te prometo que me has transportado a ese lugar amurallado. Enhorabuena.
Muchas gracias, Rafael. Ya te he dejado mi comentario en el sitio de tu relato. ¡Enhorabuena otra vez!
Hola José Manuel. Si no me haces un comentario no me entero de tu relato. Me ha hecho recordar mi viaje a Avignon hace muchos años. Bello homenaje a los compañeros del turno de oficio.La Edad Media es un pretexto para reivindicar probidad y agradecérsela a quienes la tienen.Un voto más y mucha suerte.