Viuda negra

Benedicto Torres Caballer · Valencia 

Por segunda vez cometía el mismo error. Esa misma mañana, su abogado le recomendó no litigar porque perdería el contencioso por el piso de su difunto marido. “No hay artículo del Código Civil que soslaye el problema de la herencia: todo está vendido”, le dijo el letrado. El camión para la mudanza esperaba; sólo le quedaba por embalar el payaso, regalo de cumpleaños de su primer marido, un cojín en forma de limón, que le regaló el segundo antes de fallecer, y el bote de arsénico. La próxima vez, antes de proceder, comprobaría cuáles serían los bienes a heredar.

 

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