OPINIÓN EQUIVOCADA
Eva María Algar García · MURCIAFui juez sustituta doce años, pero la crisis económica conllevó la expulsión de los interinos, viéndome obligada a ejercer la abogacía. Siempre pensé que la posición del juzgador era la más complicada. Hoy he descubierto radical y brutalmente que estaba equivocada.
Llevo una desgarbada toga negra, aunque ya no me corresponde situarme en el centro de la sala. Me siento extraña, fuera de lugar. Tengo que esforzarme para no anunciar ante el micrófono el comienzo de la grabación y dar la palabra al fiscal.
Mi cliente es un joven que apaleó a su novia hasta la inconsciencia (presuntamente). Durante la vista se suceden numerosas declaraciones testificales que relatan la crueldad de los hechos enjuiciados…
Un golpe seco y sonoro me hace saltar de la silla.
-“¡Conclusiones de la defensa!”
-“Intereso sentencia condenatoria, señoría”, digo lentamente.
Mi recién estrenada carrera ha sido breve. Ni apelar a los dioses podrá evitar eso.