AMOR Y DERECHO
Laura Pérez-MoralaEn un infausto puente, el del odio, se tiró a la arena en impulso de nobleza. Llevaba consigo, más que un arma, un instrumento lúdico-deportivo que le unía al encanto de su niñez. No pidió licencia a «Scotland Yard» para alzar su cándida arma, no porque careciera de tiempo material, sino porque su naturaleza genética, afectiva y educacional, decidía más rápida, generosa y altruista. Traspasó las lindes de la prudencia oficial y convencional, que aconsejan los protocolos antiterroristas y el “sálvese quien pueda” del común mortal. Con su sangre derramada en el asfalto, selló su última credencial compostelana, muchas desde su cuna, haciéndose merecedor de la más sublime Compostela que se pueda otorgar. No devengó por ello honorarios, porque la excelencia del alma ni emite minutas, ni se pueden pagar. Nadie solicitó investigar; a él, por su discreción y grandeza, no le hubiera gustado. Era abogado, quizás no por casualidad.
+64
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Era abogado, por buenas razones, no por mera casualidad. Y su alma, desde luego, es excelente.
Suerte, Laura.
Por casualidad…seguro que no. Bello homenaje.
Qué final le has dado tan emotivo. Me parece que la frase de cierre es maravillosa.
Suertísima, Laura.
Este microrrelato denota intensamente la sensibilidad por los hechos grandes, por los que conmueven. Y además está escrito con pluma de angel. ¡Escribe, Laura, escribe!. Otros, que también escribimos, sabemos que tu relato llega al corazón, llega y se queda. Y con tu energía expresiva, con tu sencillez de espiritual impacto, igual cada día podemos escribir mejor y ser por ello más felices. Como un servicio más. Besos.