AÑO 33
Nicolás Montiel PuertaEl abogado sube apresurado las escalinatas del palacio del prefecto. El detenido al que debe asistir está en la celda de la derecha, e ignora que es beneficiario de la justicia gratuita romana.
-Buenos días, me llamo Tito Graciano y me han asignado tu defensa.
El letrado lee el pergamino de la acusación buscando algún argumento vulnerable. Al terminar, suspira y procede con la orientación de su defendido.
-Te recomiendo no contestar a ninguna pregunta, porque del delito de sedición, el más grave, no tienen pruebas.
El Galileo mira a Tito Graciano con dulzura, sonríe y dice:
-La verdad os hará libres.
-Guarda silencio, te lo ruego.
Jesús posa sus manos sobre las del abogado y añade:
-Está escrito que hoy he de salvar a Barrabás y, con él, a todos los hombres.
Tito Graciano asiente. Sólo cabe alegar insania y pedir clemencia para semejante iluminado.
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Enhorabuena, Nicolás. Una vez mas, la historia que nos presentas me emociona. Da igual la temática que toques. Te felicito. Mi voto y un abrazo. Suerte!!
Muchas gracias por tu amabilísimo comentario. Eres muy generoso. Otro abrazo para ti.
Este abogado de oficio cumple muy bien con su cometido. Sin embargo, no es capaz de imaginar muchas cosas, porque esas las contará la historia y el libro sagrado por excelencia. Por ejemplo, no podía saber que el Derecho Romano seguiría siendo una base imprescindible siglos después para los profesionales de la Justicia. Tampoco podía ni siquiera intuir que su cliente, al que cree con las facultades mentales en entredicho, sería alguien que cambiaría el mundo para siempre, con seguidores y detractores, que lo de Barrabás y salvar a los hombres iba en serio. Nosotros, como lectores, jugamos con la ventaja de la perspectiva, como también es fácil darse cuenta de la originalidad que has tenido al crear una buena historia con un abogado, enclavándola en un momento clave de la Humanidad.
Un abrazo y suerte, Nicolás
Ángel, la perspectiva es una ventaja, sí, pero de lo que se trata es de aprender de todo lo vivido, conste o no en los libros de historia, y en eso me temo que nos tenemos remedio. Salvando las obvias distancias, todos los días, en muchísimas partes del mundo, la injusticia se ceba con los inocentes. Muchísimas gracias por tu comentario y un fuerte abrazo
Querido Nicolás,
Uno de tus relatos más emocionantes, directos, con narración clara, cercana con ese presente que acerca uno de los episodios más conocidos y destacados de la historia de la humanidad; un pequeño momento, una escena cuajada de dulzura (como la mirada del acusado), pero crucial en el relato de tintes épicos que remarcas en el título; un guiño a tu sobrenombre con esa salvación; afirmaciones como puños («La verdad os hará libres»)… y todo sin mencionar en ningún momento el nombre del protagonista, pero que todos conocemos… gran ejercicio!!!
En resumen, un GRAN relato, merecedor, sin duda, de una menos gran mención…
Bravo, Nicolás, y gracias por ofrecernos otra gran historia!!!
Un gran abrazo, amigo!!!
Marta
Queridísima Marta:
Me abruma tu generoso comentario, y te agradezco tu certero análisis de la escena retratada. No sé que más añadir, salvo acusar recibo de tu abrazo, enviarte otro más fuerte, y decirte que muchísimas gracias, amiga.
Nicolás/Barrabás
Que bueno, Barrabás escribiendo sobre Barrabás,
Jejejeje.
Tu relato es buenísimo, Nicolás, como siempre.
Te deseo mucha suerte.
Mi voto y un abrazo.
Barrabás escribiendo sobre Barrabás y, de paso, sobre todos los demás. Muchísimas gracias por tu comentario. Suerte también para ti. Un abrazo
La razón del abogado y el corazón de Jesús, contradicción constante en un micro exquisito con un diálogo inmejorable, directo y contundente. Sin duda, merece mi voto, don Nicolás… Un saludo.
Muchísimas gracias por el comentario y el voto, don Francisco Javier. Muy amable. Otro saludo para usted.
Qué bonitísimo microrrelato de reescritura de una de las historias más antiguas, probablemente, contadas.
Es delicioso el diálogo entre abogado y cliente. Me gusta con qué temple don Tito Graciano le dice «Guarda silencio, te lo ruego». Y me emocionan las palabras finales del que se cree o se sabe conocedor de su destino.
Osea, que sí o sí. Sin duda, julio (no el Iglesias) debería ser tu mes.
Un abrazo enorme y toda la suerte del mundo para ti.
Queridísima Towi, qué te voy a decir ante tu emocionante comentario, aparte de darte infinitas gracias por leerme con tan buenos ojos. Lo de julio (el mes), no obstante, no lo tengo yo tan claro, pero ojalá fuera, fuese, o siérase así. Un abrazo grande como el calor éste que no nos deja en paz.
¡Qué original, Nicolás! Está visto que te atreves con todo tipo de temas y recursos literarios. Te aseguro que te salen de maravilla y lo más importante, consigues emocionar.
Y además el guiño de Barrarás está genial.
Enhorabuena, muchaaa suerte!
Un abrazo.
Hay que atreverse con todo, y me gusta probar cosas cada mes, pero no todo es del agrado del jurado, qué le vamos a hacer. Me gusta que te emocionen los relatos y que menciones a Barrabás, mi alter ego en esto de la escritura. Otro abrazo para ti. Y muchísimas gracias.
Enhorabuena por este relato sagrado, una gran historia en pocas palabras.
Mi voto y un saludo.
Muchas gracias por tu comentario y tu voto. Celebro que te haya gustado. Un saludo
Nicolás, amigo, vuelves a impresionar con tu imaginación y buen hacer literario en una nueva de tus historias cuasi perfectas. Como siempre, a pesar de saber que se pueden votar varios y desde luego hay varios que se merecen voto, esperaré a la segunda remesa por si alguno de los que faltan por llegar te supera, cosa que dudo. Así que mi voto queda a la espera por unos días. Enhorabuena por esa imaginación que ¿Dios? te dio…
Amigo Guillermo, con independencia de que tu voto se confirme o no, te agradezco muchísimo tu generoso comentario, y te mando un abrazo.
¡Qué buenisísimo! Es imposible no admirarte.
Y yo a ti más. Y no admito réplica… Muchas gracias, Margarita. Un abrazo.
Me encanta el viaje a la cuna del derecho romano. Mucha suerte con ese Tito Graciano letrado e ilustrado. Enhorabuena por llevarnos de viaje con tan ilustre protagonista. Mi aplauso y mi voto
Muchas gracias por tu comentario, Santiago, eres muy amable. Muchas suerte y un abrazo.
Barrabás se salvó y quién sabe… igual hasta gana un concurso, porque el relato es extraordinario y emocionante. Es todo un evangelio apócrifo. Es el juico de la historia más delirante y poliédrico. Tú sin duda has cogido el ángulo de abogado que quiere hacer bien su trabajo y lucha incluso contra su propio cliente en favor de la justicia que él entiende, que no es, por supuesto, la divina.
Summa cun laude
Guau, amigo, qué pedazo de comentario. No sé qué decir. Salvo que me hubiera gustado tenerte de compañero (tú como letrado-director), si hubiéramos podido acompañar a Tito Graciano. Muchísimas gracias, Ángel. Un abrazo.
Nicolás, estupenda recreación de un suceso que nos marcaría a todos. Cabe poca defensa cuando está escrito en la Biblia lo que ha de suceder y el propio sujeto lo acata. Me alegro por Barrabás. Mi voto -espero que útil-
Muchísimas gracias por tu amable comentario, Esteban. Es verdad que lo que está escrito ha de suceder. Y espero que nuestras páginas sean mejores que las del pobre Barrabás. Un abrazo
Definitivamente, y en perjuicio de Margarita y sus perdices escabechadas, mi voto acaba en tu urna este mes.
Muchísimas gracias, Guillermo. Lo valoro como merece, habida cuenta del grandísimo relato de Margarita. Un abrazo.
Una fantástica recreación jurídica sobre aquel expeditivo juicio. Nunca dejas de sorprenderme y emocionarme. Enhorabuena.
Muchas gracias, María. Celebro que te haya gustado. En aquel juicio nos hubiese gustado participar a todos, sin duda. Un abrazo.
Un juicio que cambió nuestro mundo, y que todavía hoy, 2000 años después , sus consecuencias nos influyen. No podías haber elegido tema más apropiado para un microrrelato jurídico. Para mi, es el mejor de todos los que te he leído, (y los tienes, muy, muy buenos). Si fuera parte del Jurado, sin duda, votaría para que fuera el ganador de este mes y probablemente , el de todo el año.
Un rendido admirador, abrazos,
Francisco, eres tremendamente generoso con tu valoración y te estoy emocionadamente agradecido. Me hace muy feliz que te haya gustado tanto mi relato. Sin duda, en ese juicio nos hubiese gustado participar a muchos de los que por aquí escribimos. Muchas gracias de nuevo y un abrazo.
Qué grande, Nicolás!
Increíble este retazo de historia, cómo anidas en él esas palabras a veces tan difíciles de hilar en una historia que no resulte excesivamente jurídica, y esta te ha quedado tan humana y tan sencilla, y a la vez tan magistral… Si tuviera un sombrero, lo lanzaría al aire sin ninguna duda.
Enhorabuena! Mi voto y mucha suerte, aunque con semejante micro creo que no la vas a necesitar.
Besos.
Muchísimas gracias, Ana María, por tu amabilísimo comentario y por tu voto. Recojo tu sombrero y acuso recibo de él. Un abrazo enorme.
Enhorabuena, Barrabás.
Además de cuanto han dicho otros comentaristas, tu micro suscita cuestiones como estas: lo virtuoso de la confesión frente al derecho a guardar silencio; este derecho como una conquista del Derecho contemporáneo; las breves y concisas palabras del Nazareno, poco amigo de los largos discursos (eternos discursos frente a discursos eternos); sus elocuentes silencios (dibuja en el suelo con el dedo antes de hablar); sus propias palabras en boca de otros (“tú lo has dicho: lo soy”), etc.
Mi voto, Nicolás.
Muchísimas gracias, Manuel. Ojalá el silencio se ponderara como merece, en este mundo de tanto ruido y tan pocas nueces, y encima sin consistencia. Todo se ha dicho ya, pero nos resistimos a entenderlo. El Nazareno lo tenía claro, Barrabás también, y Poncio Pilatos, el pobre, hizo lo que solemos hacer los demás: Nada. Te reitero mi agradecimiento. Y un abrazo.
Genial, Nicolás.
Vaya mi voto y mi enhorabuena.
Un abrazo.
Muchas gracias, Gabriel, por pasarte por aquí a comentar y votar. Y enhorabuena a ti también. Un abrazo.