Imagen de perfilEscarmiento

Francisco Rodríguez Criado 

Bien porque es abogado, bien porque el orgullo le puede, a mi marido le encanta enfangarse en pleitos, incluso fuera del bufete.
Yo lo dejé en la charcutería del centro comercial mientras iba a comprar los yogures, y cuando regresé estaba discutiendo con una señora porque “ella no había respetado el turno”.
Conciliadora, traté de ayudar a rebajar la tensión, pero mi marido erre que erre, como si estuviera litigando en un macrojuicio televisado.
Y quién empezó la pelea, si mi marido o el de la señora, no lo sé, porque me fui a la sección del café huyendo de aquella concentración de curiosos. Pero así, en «petit comité», le diré algo fundamental: Estoy harta. Si usted le da un susto a este hombre, no me enfadaré, señor juez. Y mire que malo no es, pero bien porque es abogado, bien porque el orgullo le pierde, necesita un escarmiento.

 

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