Imagen de perfilMALDITO REGALO DE REYES

Modes Lobato Marcos 

Entró en mi despacho con síntomas de agotamiento.
Me dijo que su vida había consistido en una permanente donación de risas y humor, sin recibir nada a cambio.
Y estaba harto de sentir, con una cadencia diaria, mensual, anual…, cientos de golpes en todo su cuerpo.
Tan pronto le atizaban con el teclado del ordenador, como lo arrojaban desde un precipicio.
Tan pronto lo golpeaban con una roca gigante, como lo tiraban desde un avión sin paracaídas.
Y todo el tiempo corriendo, saltando, subiendo, bajando…
Tras escuchar sus palabras, admití que no tenía sentido debatir quien llevaba razón en este caso, pues era evidente.
Por eso acepté defenderlo.
Entonces, con lágrimas de emoción surcando su rostro, me abrazó mientras murmuraba: «No sabía que pudiese llorar».
Y así, aquella mañana, conocí al primer dibujo animado que logró escapar de un Cinexin.

 

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