El ayudante de Horus
Antonio Presencia CrespoEl sumo sacerdote de Amón buscaba hacer justicia en el difícil conflicto que tenía delante
Desesperado pidió a Maat, la diosa de la verdad y la justicia, que le ayudara. Tras el manifiesto, y para su sorpresa, una ola de humo y perfume invadió la sala.
Al disiparse, un sujeto, más bien bajito, con el pelo ralo, enchaquetado, con corbata y cartera, apareció junto a la zona sagrada.
El sacerdote se postró distante ante la aparición, mudo de admiración.
La visión fue bajando los escalones mientras decía con tranquilidad:
-No te inclines. Yo solo trabajo para Horus, que es quien crea la ley y la norma.
-¿Y cómo debo dirigirme a vos?- preguntó trémulo el sacerdote.
-Puedes llamarme letrado- y añadió en voz baja, mientras repasaba un artículo de la ley:
-Vaya día llevo, programar la máquina del tiempo ha sido la puntilla para los abogados de oficio.
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Añorábamos tu presencia, Antonio.
Hay quien desearía escribir las leyes y las normas en jeroglíficos, y que no hubiese piedras Rosettas.
Mi voto.
Muchas gracias Manuel. Te lo agradezco mucho